El pasado martes 21 de mayo, con la colaboración de La Voz de Galicia en su formato Foro Voz, organizamos en el Liceo de Noia una charla-coloquio dedicada al estudio de “La gestión del paisaje costero en una estrategia de sostenibilidad”.
Contamos con tres ponentes de gran vinculación con la materia a tratar: Carlos H. Fernández Coto, arquitecto, en la actualidad responsable del Área de Rehabilitación Integral de Rianxo; Pedro García Vidal, geógrafo, autor de “Noia e Muros. Paisaxes urbanas de séculos”; y Manuel Rodríguez López, arquitecto y cocordinador de la Fundación RIA (Rede de Innovación Arousa), impulsada por el influyente arquitecto británico, David Chipperfield.
En primer lugar tomó la palabra como anfitrión del acto el alcalde de Noia, Santiago Freire, para, además de agradecer la presencia de los asistentes, animar a la realización de actos de este perfil.
A continuación llegó el turno de nuestra gerente, Manuela Oviedo. Manuela, además de aprovechar la oportunidad para divulgar la labor del GALP Costa Sostible, hizo un especial hincapié en el interés que esta entidad demuestra por el territorio. De esta forma nació en 2017 el PACTO LOCAL, una iniciativa con la que el grupo de acción local pesquera de la Ría de Muros Noia y Seo de Fisterra quiere diseñar una estrategia que permita el desarrollo sostenible del territorio. Para ello se han creado cuatro comisiones en la que los agentes sociales trabajan sobre crecimiento y competitividad, sobre paisaje y territorio; sobre medio costero y marino; y por último, sobre crecimiento inclusivo.
Actualmente el PACTO LOCAL se encuentra en una fase especialmente importante, la de sensibilizar a la población sobre todas esas cuestiones, buscando además la mayor participación posible de ciudadanos, entidades y otros actores sociales.
Manuela también destacó el valor de una actividad paralela: “pensa en azul”, con la que el GAL Costa Sostible está realizando una gran labor sobre la población en edad escolar, sensibilizándolos tanto de la problemática ecológica como de cuestiones relativas a la pesca o a la inclusión social.
Tras la aportación de nuestra gerente, tomó la palabra el moderador, Ramón Arés, delegado de La Voz de Galicia en Barbanza-Muros-Noia, para dar comienzo al coloquio.
El primero de los ponentes en intervenir fue el geógrafo e historiador, Pedro García Vidal, que centró su disertación en la idea de que “hay que conocer el territorio para quererlo”. Para Pedro, si nos dejamos llevar únicamente por aspectos económicos, nos estaremos equivocando de manera irreversible.
Considera el paisaje indisolublemente unido a la cultura, ya que es resultado de la acción del ser humano sobre un espacio: no hay más paisaje que donde se vive y donde se piensa. También por ello no lo considera como un valor estático, sino que paisaje es esa parte del territorio formado por la interrelación entre el espacio natural y el urbanizado.
Destacó que la Convención Europea del Paisaje ha establecido que todos tenemos “derecho al paisaje”, un derecho a vivir en un medio digno y saludable. Para ello es imprescindible conciliar aspectos naturales y culturales, algo que es labor no solamente de las autoridades, sino también de las propias poblaciones.
Debemos tener plena consciencia de que el paisaje es un recurso económico de gran importancia, por lo que es preciso conservar la autenticidad.
Reflexionando sobre esta cuestión, Pedro señaló que el paisaje depende de la mirada. Es la mirada la que lo crea, por lo cual el paisaje es una creación cultural. Cada mirada es diferente, pero si está formada para apreciar sus elementos esenciales, será más apreciada: la cultura es decisiva para educar la mirada. De esta forma muchas agresiones sobre el territorio tendrán una mayor contestación si existe una concienciación sobre el paisaje y el territorio en general.
Entrando en las líneas maestras que diferencian nuestro paisaje, Pedro García Vidal señaló que en nuestro paisaje humanizado coinciden de forma extraordinaria dos núcleos históricos: Muros y Noia. Estas villas son dos de los primeros espacios gallegos que surgen humanizando un territorio y convirtiéndolo en el concepto naciente de “lugar”. La circunstancia de contar en esta ría con esas dos localidades de más de 700 años y que han sido de las más importantes de Galicia entre los siglos XI y XVI, tiene su explicación en la conexión directa con Santiago: la ría era de los arzobispos, era el mar de Compostela.
Esto hizo nacer y crecer dos paisajes medievales muy cercanos, y que podemos elevar a 3 si añadimos Corcubión, lo que resulta una circunstancia única y un referente poderosísimo para nuestro paisaje.
Llegó entonces el turno de Carlos H. Fernández Coto, quien realizó referencias a experiencias internacionales. Siguiendo la línea marcada por Pedro, de que la imagen está en el cerebro, mostro algunas fotografías para establecer cómo una visión marinera o pesquera es completamente diferente para un visitante que para el trabajador local.
Continuando con su explicación respaldada con imágenes, observamos como la labor de los ríos dio lugar a las rías gallegas y cómo la Ría de Muros Noia tiene una morfología diferente a las otras, ya que añade un aspecto montañoso que provoca que el impacto de “la otra banda” sea mucho mayor que en otras rías.
El esquema de la ría es el de una lámina de agua suave (más al norte, ya en Carnota, se muestra mucho más bravo), con una población marinera y un monte al fondo.
Este tipo de asentamiento al pie del monte (como en el Piamonte italiano) concede una gran importancia al curso de las aguas y sus aprovechamientos.
El tren previsto en principio no llegó a al territorio, pero sí la carretera, que tuvo una notable influencia sobre el territorio, pero que afortunadamente no entró en conflicto con los centros históricos.
Cuando se empezó a construir fuera de la aldea original se generaron nuevas problemáticas, pero al menos se desplazó a esas nuevas zonas algunas construcciones que deteriorarían el paisaje original. Pensemos en Muros: una lámina de agua, barcos, casas bajas y el monte al fondo. Esta imagen no se puede perder porque se perdería el interés que todos tenemos en Muros. En ello no solo influyen las construcciones: pensemos en una aglomeración de yates blancos como en Mallorca. Esa no es la imagen de Muros, que precisa de sus barcos pesqueros de colores para no perder su identidad.
Carlos también señalo el efecto negativo de algunas concentraciones parcelarias, que siguiendo un esquema rígidamente geométrico, afectan a las líneas del agua.
Para finalizar, Carlos Fernández Coto, mostró imágenes de otros peligros grandes y pequeños. Pequeños como la sucesión de centenares de pequeñas piedras en equilibrio colocadas por los visitantes, que llegan a distorsionar un escenario tan destacado como el Castro de Baroña. Grandes como los rellenos de Villagarcía y Marín que han dejado un puerto sin barcos y alejado de la población. Los aerogeneradores que desvirtúan la línea de crestas de los montes y que podría tener un impacto mayor en el caso de la eólica marina. Los polígonos industriales que se ceban con el paisaje del monte y deben situarse en las zonas de menor valor paisajístico. Y para acabar dos recomendaciones finales: plantar muchos árboles y trabajar con la concienciación de la infancia.
A Manuel Rodríguez López le correspondió cerrar las ponencias. Como hemos dicho antes, Manuel es un miembro destacado de la Fundación de David Chipperfield, una fundación altruista dedicada a la investigación, a señalar problemas y marcar posibles soluciones.
La Fundación RIA comenzó su labor en la zona de Palmeira (Ribeira), mostrando su trabajo como un ejemplo de respuesta a los problemas del espacio costero. Desde 2007 realizan esa labor, intentando conocer los conflictos de la mano de las personas que mejor lo conocen.
Tras el proceso inicial de reconocimiento, han comenzado a “mapear” el territorio, a crear formas y a analizarlo, contrastando todo tipo de opiniones. El proyecto piloto de Castiñeiras (Ribeira) intenta no limitarse a una única acción, se trata de un proyecto integrador que incorpora más factores, que genera actividades, que regenera patrimonio y de marcado carácter social.
El objetivo es que el entorno construido recupere su relación con el espacio natural. El ejemplo arquetípico a evitar es el de un puerto separado y cerrado que aísle a la población de la línea de costa. Antes las casas llegaban a la arena, las leiras llegaban a la arena, había comercio, pequeña industria… vida.
El esquema de monte/población al pie del monte/puerto se ha visto sustituido por otro mucho menos favorable de industria en el monte/viviendas altas/casas antiguas en ocasiones deshabitadas/relleno portuario. Entre otras cosas, con este nuevo esquema ya no hay lugar para la agricultura o la ganadería.
Los paseos marítimos en lugar de playas o las carreteras en lugar de pequeños bulevares con árboles, dan lugar a la pérdida de un espacio de convivencia de gran carácter social. Las consecuencias de no conservar son graves: casas estropeadas cuyo único valor es el de ser sustituidas por otras nuevas de mayores dimensiones o casas deshabitadas a favor de viviendas unifamiliares en zona rural con nulo valor productivo y que degradan por la necesidad de recurrir al vehículo particular y provocan enormes costes de tendidos eléctricos, telefónicos, suministro de aguas o asfaltado de viales.
Llegamos al final de la jornada. El público se pregunta si el desarrollo es un peligro. Manuel indica que el desarrollo no controlado es el auténtico peligro. Carlos agradeció que esta zona no haya sufrido un proceso de “marbellización”, como ha sucedido en la provincia de Pontevedra. Pedro es crítico con los planes de ordenación señalando lo poco que han servido en algunos casos y señala que es precisa una nueva forma de “hacer planeamiento”, escuchando a todos los actores y no solo a los interesados en hacer construcciones o infraestructuras.
Para concluir, todos los participantes destacaron la importancia de organizar jornadas como esta, porque solo interiorizando la importancia del paisaje como cultura lograremos revertir la situación y lograr que sigamos la senda de otras regiones como Asturias o Cantabria, que han encarado mucho mejor esta cuestión.