
Dentro de las actividades de la segunda edición de Azul de Portosín (2 y 3 de septiembre de 2017) nos encontramos con dos ponencias que trataban las vertientes más importantes de los aspectos económicos y sociales de este puerto y su estrecha relación con el pescado azul. Vamos a hacer un resumen de las mismas.
La importancia del puerto de Portosín.
El sábado 2 de septiembre la Casa do Pescador acogió la primera de las ponencias. En ella José Blanco Argaso y Argimiro Blanco nos descubrirían algunos apartados cualitativos y cuantitativos que revelan la importancia de este puerto.
José Blanco hizo referencia a aspectos históricos, destacando la gran evolución de los últimos años. De una flota de 44 barcos en 1985 se ha pasado a una flota de 22 barcos, pero que ha multiplicado por 4 el volumen de facturación (más de 8 millones de euros al año). Unos barcos mucho más modernos que han mejorado enormemente las condiciones de vida a bordo (algo que los visitantes han podido comprobar personalmente en las visitas guiadas al buque Portosín II, realizadas también dentro del marco de Azul de Portosín). A ello también hay que sumar el aumento del descanso semanal y el haber alcanzado un correcto nivel de salarios (unos 25.000 €/año por pescador).
Visita guiada al Portosín II
Los buques actuales cuentan con una tripulación de 10/12 personas. Si lo multiplicamos por los 22 barcos tendremos una clara idea de lo que la pesca representa para esta pequeña localidad del concello de Porto do Son.
Dedicados principalmente a la sardina, jurel y caballa, Portosín se ha convertido en el puerto de cerco más importante de España.
Argimiro Blanco enumeró una larga serie de países a los que se vende el pescado azul de Portosín: Portugal, Italia, Francia, Egipto, Argelia… Una actividad comercial que poco a poco permite llegar a más lugares generando más valor añadido y que todavía puede generar mucho más rendimiento económico si se asienta en la localidad más industria de transformación.
Si la sardina es unánimemente reconocida como el producto estrella, Argimiro y José quisieron destacar especialmente el papel de la caballa, que, por ser un producto mucho más desestacionalizado, les permite asentar más fácilmente las relaciones comerciales. Como ejemplo, señalaron que la caballa fue clave para poder entrar en un mercado complicado como es el italiano.
Para finalizar, quisieron señalar los dos aspectos fundamentales de su trabajo: primero la calidad del producto. Una caballa de arrastre es un producto deteriorado, molido, que ha perdido muchas de sus virtudes, mientras que una caballa del cerco se encuentra en perfecto estado, firme e impecable, lo que le permite una vida comercial más variada.
El otro aspecto esencial es la sostenibilidad. Nuestros dos ponentes consideran que la pesca del cerco es la pesca que siempre sobrevivirá, porque es la menos agresiva con el medio marino. Una pesca que siempre colabora con la recuperación de los caladeros, incluso desde tiempos pasados. Nuevas fórmulas de producción, como la acuicultura, esconden el altísimo número de capturas que es preciso, por ejemplo para alimentar a los atunes.
Frente a eso, la pesca del cerco es sostenible por su propia naturaleza, ya que se trata de una pesca natural, sana y equilibrada.
La salud azul.
La ponencia del domingo le correspondió a Rosaura Leis, coordinadora de la Unidad de Gastroenterología y Nutrición del Hospital Clínico de Santiago y Vicepresidenta de la Fundación Dieta Atlántica.
Rosaura nos mostró como en las últimas décadas los gallegos nos estamos enfrentando a unos peligros (aumento del consumo de grasas y disminución del ejercicio físico, principalmente) que plantean un futuro poco favorable.
Nuestros mayores se han convertido en una de las poblaciones con mayor esperanza de vida del planeta. Estos datos, que sorprenden incluso a los especialistas, se deben a la notable influencia de la dieta atlántica gallega, que, aunque menos conocida que la dieta mediterránea, resulta incluso más saludable que aquella (mayor consumo de aceite de oliva contra todo pronóstico, mayor consumo de alimentos cocidos o hervidos, etc).
Concienciarnos sobre los aspectos positivos que siempre ha tenido la alimentación tradicional de Galicia es el cometido principal de la Fundación Dieta Atlántica.
Dentro de esta dieta atlántica el pescado azul tiene un papel esencial. Todos hemos oído hablar de lo beneficioso que resulta su aporte de calcio y su alto contenido en ácidos grasos omega 3. Rosaura nos mostró cuales son esos efectos positivos, por ejemplo el omega 3 forma parte de las membranas de nuestras células, con una influencia extremadamente decisiva sobre el cerebro, la calidad del esperma y especialmente sobre nuestra retina.
Con el consumo de pescado azul, sobre todo en el caso de los jóvenes (a los que dedicó gran parte de su exposición), mejoraremos nuestra capacidad motora, limitaremos las inflamaciones articulares, mejoraremos a nivel cardiovascular y pulmonar, mejoraremos a nivel neurológico, ya que contribuye eficazmente a facilitar la conexión entre las neuronas (lo que se conoce como plasticidad y que representa un aspecto esencial en la lucha contra el alzheimer), combatiremos depresiones endógenas y evitaremos los problemas psicosociales asociados al sobrepeso.
El consejo de nuestra especialista ha sido claro: más ejercicio físico y más pescado azul, sobre todo si es de tanta calidad como el de Portosín.